La emoción experimental de Sara Fontán y la energía polirítmica de Edi Pou conforman Los Sara Fontán. No graban discos por militancia: su terreno es el directo, siempre físico, cambiando y permeable al entorno, huyendo de las rutinas productivas de la industria. Uno de sus conciertos es la banda sonora del que uno quiera imaginarse, otorgando libertad al espectador porque lo interprete y sienta de forma personal y única.

En solo dos años de trayectoria como dúo, ya han girado por España, Portugal, Francia, Suiza y Alemania, incluyendo festivales de estilos muy variados como One Of A Million, BAM, AMFest, Sound Isidro, Eufónico, así como en sienes del Do-It-Yourself, del Liceo Mutante al Kastanienkeller de Berlín.

El oficio de violinista exige tener muy clara la máxima de Itzhak Perlman: “aquello que se aprende lentamente, se olvida lentamente”. Quizás por eso ha esperado hasta ahora para liderar un proyecto bajo su nombre, después de 25 años de convivir con el violín y explorar sus posibilidades en todo tipo de estilos y formatos, de la música clásica al post-rock, pasando por la electrónica (Árbol), la videodansa (PIÑA), la improvisación libre (la Orquesta del Caballo Ganador) o el pop (Manos de Topo).

Fontán utiliza su violín como punto de partida para llegar a cualquier textura e invocar cualquier estado de ánimo. A su lado, Pou (mitad de ZA!, referentes del underground europeo) asume el reto de convertir la percusión en melodía y tensar la dinámica del punto minúsculo al hecho épico.