Tecnologías para el bien común
Es sabido, cada revolución tecnológica conlleva cambios profundos. En consecuencia, resulta necesario debatir cómo afectan y afectarán a las tendencias y avances actuales en nuestra vida cotidiana, tanto en una dimensión individual como sobre todo en una más macro, es decir, en la configuración de las sociedades presentes y futuras. La tecnología suele venir acompañada de la promesa de libertad, pero se ha visto que esta libertad a menudo tiene un coste, implica unas concesiones que quizás nos hacen cautivos de estas nuevas herramientas y de las corporaciones que hay detrás. Descifrar con perspectiva crítica la gran urdimbre digital y trazar vías de innovación alineadas con las necesidades de la comunidad es el propósito de un puñado de sesiones de esta edición de la Bienal.
Lo haremos desde el primer día en el seno de Datos con sentido, donde imaginaremos cómo debemos avanzar hacia un mundo donde los datos tengan una finalidad social y no sean un simple recurso económico. Acto seguido, Ciencia y obediencia versará sobre una de las múltiples posibles conclusiones que nos han dejado en estos años de pandemia: la relación entre conocimiento científico, tecnología y libertad no siempre resulta fluida, ya que a menudo se han manifestado las fricciones entre las medidas y restricciones avaladas por la comunidad científica y la esfera legal, sobre todo en el ámbito de las libertades individuales, no solo desde la perspectiva del derecho sino también desde la ética y la filosofía.
La actual crisis de las materias primas y su manifestación más mediática, la inflación, debe llevarnos a pensar en la hipotética capacidad de la tecnología para mitigar los estragos de la emergencia climática. En otras palabras, ¿resulta sensato sostener que, por sí sola, sometida mayoritariamente a los designios del libre mercado, nos salvará? Hablaremos de ello en Cambio climático y tecnología: ¿remedio o condicionante?
El término 'metaverso' es uno de los neologismos destacados de los últimos tiempos. De la mano de tres colectivos, en Metaversos deseables, realidades virtuales donde queramos vivir exploraremos las oportunidades que nos brindan para mejorar las sociedades existentes en el plano analógico. También habrá ocasión para acechar el sábado 15 las implicaciones de los paradigmas digitales actuales y futuros en materia de salud pública y de legislación. Será en Vivir en sociedades digitalmente saludables y en Nuevos derechos digitales o cómo garantizar los derechos humanos en la sociedad conectada, respectivamente.
El último día de la Bienal de Pensamiento de este año, con la sesión Imaginar la economía digital más allá de los monopolios, buscaremos soluciones para convertir las macroestructuras digitales en algo más social, más justo y más inclusivo. Por último, nada mejor que dedicar una mesa redonda a las dimensiones más humanas, más físicas, y a la vez más emocionales de la cotidianidad, y que los entornos digitales también deben incorporar: se titula Tecnologías del amor y los cuidados y en ella se explorará cómo podemos seguir adentrándonos en una sociedad conectada priorizando el hecho de cuidarnos y cuidar.
Y en +Bienal...
En el escenario del Canódromo, a partir del jueves 13 el Decidim Fest toma el relevo en la programación central. Hablamos de dos jornadas, totalmente afines a la temática de este itinerario, que se plantean con la sana ambición de contribuir al debate sobre el futuro de internet: ¿es posible construir una red verdaderamente abierta, libre y democrática al servicio de la gente?