La programación de la Bienal de Pensamiento es intensa y extensa, llena de momentos de elevado interés. Como complemento a la cuadrícula y para ayudar a distinguir las sesiones que más se adaptan a las predilecciones personales, hemos elaborado unas pequeñas guías llamadas itinerarios. Cada uno de ellos hace referencia a una temática o enfoque que goza de notable relevancia en la edición de este año.
Está en el centro de casi toda la programación, como demuestra el subtítulo El mañana de todo. Sin embargo, unas cuantas actividades de forma más directa abordan cuestiones explícitamente prospectivas y miran a los ojos retos más o menos inmediatos.
El verbo, en el centro. Materia prima indispensable para el pensamiento, la experiencia, la memoria. Un arma con posibilidades infinitas que da pie a sesiones con voces autorizadas de la escritura, de la lingüística o de la comunicación.
Un condicionante ineludible en cualquier reflexión sobre el presente y el futuro. Este itinerario incluye sesiones que proponen soluciones convincentes para la supervivencia del planeta y la calidad de vida de los seres que lo habitamos.
Una dimensión que atraviesa todos los aspectos de la vida, desde el ámbito más íntimo hasta la esfera pública. Así, diversas consideraciones, a menudo intersecadas con otras divisiones temáticas, tienen un peso notable en la programación.
No son pocas las propuestas que incluyen un enfoque crítico que cuestiona y rechaza las estructuras de poder, conocimiento y cultura heredadas de las diversas formas de colonialismo.
La Bienal de Pensamiento no suele personalizar en exceso; el protagonista principal es el tema y el debate cívico que genera. Sin embargo, algunas sesiones sitúan su centro de interés principal en nombres propios, en individuos concretos, ya sean personajes históricos o figuras relevantes del mundo actual.
